Tras la entrada en vigor de la Ley Antitabaco que tantos y tan encendidos elogios ha suscitado entre los profesionales de la hostelería que tiraron el dinero habilitando zonas para fumadores está próxima a ver la luz la Ley AntiObesos, norma que tiene el carácter de orgánica según lo previsto en el art. 81 de la Constitución.

La nueva Ley aborda el problema de la obesidad cierto y grave partiendo de una definición del concepto de gordo que sería aquel cuyo índice de masa corporal es igual o superior a 35. Por razones de salud pública e interés general los gordos serán obligados a someterse a cursos de reeducación y readaptación alimentaria a base de acelgas en campos de internamiento hospitalario situados en el extrarradio de las grandes urbes. No terminarán el tratamiento hasta que consigan el grado de esbeltez que el Gobierno disponga reglamentariamente previo dictamen del Consejo Nacional de Salud.

Queda prohibida la presencia en restaurantes y bares de tapas de los pregordos, aquellos cuyo indice de masa corporal se sitúa entre 30 y 35, si bien se considera que en tal caso no se requiere el tratamiento previsto en párrafo precedente.

Se prohiben los derivados cárnicos del cerdo por su elevado aporte calórico, salvo el jamón. Quedan asimismo prohibidos los frutos secos.

Se establece la obligación de todo ciudadano de denunciar a gordos y pregordos tolerándose las cuchufletas aflictivas (como por ejemplo llamarlos gordos) siempre que sean respetuosas con los derechos fundamentales del obeso.

Esto por ahora.

Antes del verano está prevista la Ley Orgánica de Represión de Ventosidades y Regueldos, norma encaminada a la erradición de tirarse pedos y eructar todavía presente en muchos ámbitos del territorio del Estado.

Si todo sale bien y no hay elecciones anticipadas igual se saca la Ley Orgánica de Abolición de la Alopecia en términos todavía por determinar.

Conclusión: Alirote, alirote, maricón el que no mos vote (perque eu prohibim tot menos ferse maricó) ¿Porque será?